La masculinidad gay no es homofobia.
Por José Miguel Villouta He encontrado algunos extractos en un ensayo sobre Masculinidad y Homosexualidad.
Estos dicen que nuestra sociedad a través de un humor omnipresente, representa al hombre homosexual como completamente falto de características masculinas.
R.W. Connell observa que “nuestra cultura patriarcal tiene una interpretación simple de hombre gay: carecen de masculinidad.”
En un nivel básico la masculinidad es entendida como una parte de una estructura dual de géneros.
Aun así vemos la masculinidad como eterna, ajena al tiempo y como un componente inherente en la identidad de cada hombre.
La mayoría de las personas que no son teóricas aún ven la masculinidad desde este punto vista: es decir, la masculinidad es dada innatamente.
Esto podría considerarse un error, ya que hay suficiente teoría que demuestra que la masculinidad es una construcción de nuestras interacciones con la sociedad.
Sin embargo lo más importante es que la masculinidad está inherentemente ligada con la institución de la heterosexualidad.
El aspecto sexual de la masculinidad representa la hombría como sexualmente dominante, activa, controladora y por sobre todas las cosas, penetradora.
Judith Butler explora el significado de la masculinidad a través de lo que ella define como la “matriz heterosexual” donde presenta la creencia de que un sexo estable tiene que ser expresado a través de un género estable: masculino representa hombre, femenino representa mujer. Es decir, los opuestos se tienen que atraer.
R.W Connel dice que esta matriz crea una paradoja para los homosexuales ya que si la masculinidad está basada en el acto de la penetración, los hombres gays deberían ser inherentemente no masculinos es decir, femeninos. Y ya que no lo son de cuerpo, pues deberían serlo de mente.
La masculinidad es vista entonces como estrictamente heterosexual y los gays fallarían en su intento por personificarla.
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